Todo intérprete, no importa la disciplina artística, quisiera tener una memoria infinita y no olvidar las obras que tanto le ha costado aprender. ¿Hay alguna solución para ello? Es difícil dar fórmulas concretas, ya que los amantes de la Música y del Arte tienen cada uno sus cualidades y defectos, influencias y ciclos...
Con este planteamiento, Carlos Farraces abre un paralelo entre el aprendizaje artístico y el aprendizaje filosófico. El repertorio de un artista se convierte así en la materia prima para progresar, no sólo en una técnica musical, por ejemplo, sino también para desarrollar valores éticos y una actitud positiva ante la vida.
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