Pocas cosas son tan universales, tan conocidas y a la vez tan misteriosas como los árboles. Presentes en la vida de todo ser humano, acompañantes silenciosos cuya presencia es a veces inadvertida y a veces son elementos identificadores de paisajes, direcciones... incluso historias y mitos.

Es ahí donde entra la ponencia que acogió Nueva Acrópolis Castellón, como parte del ciclo de conferencias y actividades dedicadas a celebrar el Día Mundial de la Filosofía, que está este año dedicado al tema de los símbolos.

Los árboles marcan lugares mágicos de la Tierra, ya que determinados árboles están ligados a determinadas energías, y esas energías especiales han marcado con su presencia la ubicación de templos y ermitas que nos hacen preguntarnos: “¿por qué construirían los antiguos esto aquí, en mitad de la nada?”.

Los árboles son, además, elementos de la Naturaleza que siempre han acompañado al ser humano. Son símbolo de las raíces que nos conectan con la Tierra, el tronco que crece hacia los cielos, lo elevado, lo divino si queremos llamarlo así, y las ramas, que captan la luz del Sol y son expresión de nuestro crecimiento interior. El árbol ha sido símbolo del mundo en muchas y variadas mitologías, desde el Yggdrasil nórdico hasta el Axis Mundi (eje del mundo) en Mesopotamia, la India, y muchas culturas más.

Una charla amena, bella y que sirvió a los asistentes para reconectar con su lado más “verde”.