Cuando nos proponemos encarar el tema de la muerte solemos encontrar dos posturas enfrentadas: Por un lado está la ciencia mecanicista que nos diría que lo que existe es la materia y que todo lo que el ser humano puede percibir o sentir, como sus emociones, sus ideas y su conciencia son producto de la bioquímica cerebral, es decir que todas esas percepciones las produce nuestro cerebro.

Por otro lado surge un nuevo paradigma científico, basado en el estudio del mundo subatómico. Que nos dice que lo que realmente existe es la conciencia y la información y que energía y materia son un reflejo. Bajo este nuevo paradigma la muerte no es el fin, ya que la información y la conciencia perduran.

Desde este punto de vista Vida y Muerte se apoyan y se complementan, y si ahora estamos vivos, por similitud y analogía, es que hemos venido de alguna otra forma de vida y quizás nos dirigimos hacia otro aspecto de la vida.